domingo, 12 de septiembre de 2010

La Estructura Del mal gusto

El mal gustro sugre igual suerte que la que Croce consideraba como típica del arte: todo el mundo sabe perfectamente lo que es, y nadie teme individualizarlo y predicarlo, pero nadie es capaz de definirlo. Y tan difícil resulta dar una definición de él que para establecerla se recurre no a un paradigma, sino al juicio de los expertos, es decir, de las personas de gusto, sobre cuyo comportamiento se establecen las bases para definir, en precisos y determinados ámbitos de costumbres, lo que es de buen y de mal gusto. En ocasiones su reconocimiento es instintivo, deriva de la reacción indignada ante cualquier manifiesta desproporción, ante algo que se considera fuera de lugar; como una corbata verde en un traje azul, o una observación importante hecha en ambiente poco propicio, o una expresión enfática no justificada por la situación: "Se podía ver latir con violencia el corazón de Luis XVI bajo el encaje de la camisa...", "Juana, herida (en su orgullo), pero conteniendo la sangre como el leopardo herido por una lanzada..." (frases de una antigua traducción de Dumas). En estos casos, el mal gusto se caracteriza por una ausencia de medida, y quizás puedan establecerse las regals de dicha "medida", admitiendo que varían según las épocas y la cultura.

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